miércoles, 30 de noviembre de 2011

cuestionar y rehacer

En realidad el fragmento que copié del libro de Castro (sí, Fernando, y sí, a mano!), lo elegí para este blog no tanto porque tratara el tema del arte latinoamericano, sino porque me pareció que va un poco más allá por la idea de cuestionar el discurso de la historia del arte, que es un discurso occidental, pero me interesa esto más que por occidental por hegemónico, o sea, por haber conseguido ordenar el conocimiento sobre el arte de una manera tan "global" (en todos los sentidos, además de alrededor del mundo). No me interesa tanto aquí que haya un arte latinoamericano, como que haya una verdad sobre el arte. Volver a la pregunta original: ¿qué es arte? (o, incluso, ¿esto es arte?). En fin, esas cosas quería yo plantear, aunque evidentemente tendría que haberlo añadido en el post, y no dejar la cita pelada.
En cuanto a tu comentario, sí, el discurso occidental (socio-histórico-artístico-cultural), queramos o no, es autoritario. Pero incluso yo diría más: cualquier discurso es autoritario, venga de donde venga. Uno tiene siempre que ser consciente del lugar desde el que habla, porque sólo así se puede suavizar un poco la mirada (nunca del todo, creo). Mi estudio del arte latinoamericano será sesgado, sin duda, porque no trabajo en el campo de la física cuántica o de las matemáticas puras (que aún pueden tener algo de ilusión de imparcialidad, ¿o quizá no?). De todas formas (en mi defensa) diré que por ahora no pretendo poner etiquetas de ningún tipo, y que si estudio obras iberoamericanas es porque me interesan las producciones culturales surgidas en ciertos contextos; podría encontrar quizá otras producciones similares en otros continentes, pero bueno, al final siempre hay que seleccionar y acotar. Además para mí la categoría de "latinoamericano" no se refiere sólo al lugar de nacimiento o los orígenes familiares o ¿étnicos?, sino más bien al contexto socio-cultural-geográfico en el que se crea la obra (por ejemplo, Francis Alys es, o ha sido durante un tiempo, latinoamericano).
Pero bueno, lo fundamental: WELCOME BACK!

En respuesta

Bueno Elena querida, la responsable y conocedora de la situación/colocación del arte latinoamericano eres tú. El autor Castro es Fernando Castro?
Yo poco te puedo decir, más allá de analizar un par de líneas del párrafo que amablemente has copiado (probablemente a mano).
" El problema, por consiguiente, no se encuentra en la necesidad de rehacer el discurso histórico (o, incluso, el artístico) desde perspectivas multiculturales sino en cuestionar dicho discurso en sí mismo, dado que éste es incapaz de asumir un sentido no lineal y, por lo tanto, no autoritario o no hegemónico."

Bueno, es cuestionar y rehacer, pero creo que esto es un problema que no tiene una raíz artística, y por lo tanto cualquier tipo de renovación histórica o artística es inútil, pienso que es un problema con una raíz socio-cultural. Y vamos a hablar claro, pertenecemos a una sociedad con un discurso no sé si autoritario, pero sí con aires de superioridad histórica y cualitativa. Bueno, digo pertenecemos pero tú y yo no tanto, tú por tu especialidad, yo por mis orígenes latinos, pero tú me entiendes, ¿cierto?

Lo que quiero decir es que la situación del arte latinoamericano, está mirada siempre con un filtro de luz occidental, no total. Su estudio, incluso el que se hace desde aquí en especialidad, está desfigurado por nuestra visión. Puede ser que incluso tu estudio (me estoy aventurando muchísimo y quizás me quieras matar) sea algo sesgado.

Pero desde aquí son todo ideas inconexas, te pregunto y te lo dejo a tí. Qué me dices?

martes, 22 de noviembre de 2011

paradojas

"La paradoja y, en especial, el interés por una visión que huya del formulismo reductivo de la moda se encuentran servidos: el arte latinoamericano para ser ha de dejar de ser, es decir, ha de abandonar el discurso de la razón del poder. No se trata, por lo tanto, de que el arte latinoamericano ocupe un espacio que le ha sido secularmente negado, sino que él mismo niegue el carácter unívoco y totalitario del propio discurso en el que se sustenta la actividad artística occidental, un discurso que, consciente o inconscientemente, ha generado no sólo las reglas de todo juego artístico sino su historia, su validez y su legitimidad, aspectos todos ellos que ahora intentan continuar siendo revalidados ampliando sagazmente las referencias monoculturales. El problema, por consiguiente, no se encuentra en la necesidad de rehacer el discurso histórico (o, incluso, el artístico) desde perspectivas multiculturales sino en cuestionar dicho discurso en sí mismo, dado que éste es incapaz de asumir un sentido no lineal y, por lo tanto, no autoritario o no hegemónico. El discurso de la historia y, de manera muy especial, el discurso histórico que sobre el arte se realiza, está por definición destinado a asumir un papel reductor dado que el propio concepto de arte que se toma como punto de partida responde a un modelo ideológico y cultural muy determinado".
Pérez, David, "Pluralismo e identidad: el arte y sus fronteras" en Jiménez y Castro (eds.), Horizontes del arte latinoamericano, Madrid: Tecnos, 1999, pp. 24-25.