domingo, 15 de abril de 2012

respuestas

Aquí vengo, dispuesta a comentar ;-)
Sobre lo que dice Daniel Verbis estoy contigo. Tendría que echarle un vistazo mayor al libro, pero vamos, primero me parece un poco simplista eso de la exageración y la perfección, y la exageración perfecta. Y después es lo que dices, qué manía. Pero ya sabes, la perspectiva histórica (o la falta de) es lo que tiene.
El proyecto de Pablo Helguera me gusta, tiene su gracia (con crítico híper-todo includo). De todas formas te diré que, seguramente por no pertenecer al mundo de las ferias de arte, esa pieza me deja un poco fría más allá de la segunda sonrisa al leer los textos. Pero en realidad ser tan self ironic (como los modernos canadienses, por ejemplo) es una cosa muy de nuestro tiempo, ¿no? De hecho gran parte de nuestra querida pos(t)modernidad se basa en la ironía y el chascarrillo (me sale la muchachada nui, nui!).
A la revista HACHE le tengo que echar un vistazo con más calma, sobre todo ahora que me has enviado el link total.
Y para seguir un poco con la conversación, te dejo una cita de lo que he estado trabajando esta tarde:

" Únicamente en el arte, la ambivalencia entre imagen y medio ejerce una intensa fascinación a nuestra percepción. Es el tipo de fascinación que adscribimos al campo de la estética. Comienza justo donde nuestra impresión sensorial se ve cautivada alternativamente por la ilusión espacial y por la superficie pintada de una pintura. Es entonces que disfrutamos la ambivalencia entre ficción y hecho, entre espacio representado y lienzo pintado, como un elevado placer estético. (...) Quizás en la actualidad los expertos del arte desprecian el tema de los medios porque parece poner en peligro el concepto de arte. No se quiere que el arte se coteje con ningún argumento que traiga a colación los banales medios.
El conflicto puede rastrearse a partir del momento en que surgió la abstracción en la pintura norteamericana, aunque el crítico de arte Clement Greenberg haya extraído de ello consecuencias radicales, al proponer en sus primeros ensayos la conocida tesis de que la pintura debía liberarse de las imágenes de este mundo y ya solamente poner en exhibición su propio medio, es decir, lienzo y color. (...) [Greenberg] Pretendía ceder las imágenes a los medios masivos; sin embargo, el arte tenía la tarea de producir su propia imagen. De ahí su postulado de que los pintores debían tener como tema el "medio del arte" y expulsar mediante la abstracción toda copia proveniente del entorno. El ejemplo muestra que el concepto de imagen no se puede derivar de manera general del arte, y que la cualidad de imagen no se puede equiparar con la imagen artística. La cuestión reside más precisamente en qué modo se han transformado las imágenes cuando han entrado en el contexto del arte". (La negrita es mía)
Hans Belting, Antropología de la imagen, 2002, pp. 43-44.

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